Existen dos grandes bahías, la de Ascensión y Espíritu Santo, donde se encuentran los mayores criaderos de langosta de México, además de islas, lagunas, extensas áreas de humedales y dunas costeras. Es en la primera de estas, la Bahía de la Ascensión, donde les relataré esta nueva aventura en “dimensión Maya”.
No es primera vez que viajamos a Bahía de la Ascensión, dentro del programa de desarrollo estratégico de nuestra agencia, estamos trabajando con operadores turísticos en la zona hace más de 2 años. Desde ese entonces, sabíamos de las bondades de la pesca de agua salada y de ser uno o “él” destino en el mundo para la pesca de Permit (palometa), es más, ya los habíamos pescado.
Llegar a la bahía no es nada fácil, a pesar de encontrarse a solo 150 km aproximados desde los núcleos turísticos de Cancún y la Riviera Maya, el camino de acceso de la reserva es conocido por sus condiciones de malas a críticas. Creo que para quienes conocemos el Jurassic Lake y hemos atravesado la meseta del Strobel, podemos fácilmente compararlos. Luego, al final del camino cuando accedemos a la localidad de Punta Allen, pueblo de pocos habitantes, en su gran mayoría dedicados a la extracción de langosta y cooperativas turísticas, servicios limitados, pero de gente amistosa y cercana, se nos olvidan esos últimos 50 Km que pueden tomar hasta 3,5 horas realizarlos.
Días antes de nuestro viaje, el Huracán “Ernesto”, primero de la temporada, amenazaba la zona de Belize y Yucatan, por lo tanto estábamos muy atentos a que sucedería. Se preguntarán; por qué viajar en época de huracanes? Simple, todos piensan lo mismo y nadie lo hace, el resultado es siempre un campo de pesca prácticamente para nosotros. Finalmente Ernesto pasó 5 días antes de nuestra llegada y la evacuación de Punta Allen solo duró 24 horas. Nos quedaba la gran duda de que había sucedido con el fondo marino de la Bahía, ya que como sabrán cuando estos impactan lugares de poca profundidad de mar, levantan todo el fondo modificando la estructura por ende los lugares de alimentación de los peces. Qué sucede con ellos, los cambios ambientales marcados por la depresión atmosférica tropical, los “advierte” alejándose a lugares de aguas profundas.
Bueno, vamos a la pesca en “dimensión Maya”. Contarles que el objetivo del viaje eran 3 días para la pesca de Permit con mosca, no estaba en el “menú” hacer otra cosa. Pese a que hay tarpon, bonefish, snook, además de otras especies en abundancia, solo armamos equipos para Permit. 6wt, 9wt y 10wt con sus correspondientes líneas tropicales, leaders de menor a mayor resistencia y “permit food”, moscas de distinto lastre y diseño, según número de equipo. La “panga” sería comandada por “Chucho” en la palanca y motor, junto a Manuel guiándonos, dupla que se conoce hace más de 5 años en el mar, siendo Chucho discípulo de Manuel desde ese tiempo. Manuel es Maya, nacido y criado en Punta Allen, al igual que su familia. Con ambos habíamos pescado palometas, cada uno sabía su rol en el “equipo”. Saliendo de la marina, entramos en la “dimensión Maya”, nos alertaba lo característico de su pensamiento, su marcado interés por el cuidado del ambiente, el respeto de los ancestros, la transmisión de la cultura, el agradecimiento a lo que el mar y tierra les otorga, por sobre todas las cosas, la intuición a la hora de moverse en el mar. Si es complicado encontrar en la corredera de un río truchas, imaginen lo que es buscar peces en bajos de mar que fácil tiene el tamaño de alguna de las grandes urbes de américa latina.
Si llegaron a esta parte leyendo, ya quieren saber los resultados. El primer día pescamos 3 permit, si como bien lee, TRES Permit con mosca ¡¡¡. A pesar de ser unos de los peces más difíciles de pescar con mosca, con un equipo de guías como los de Punta Allen, no se puede esperar otra cosa. Luego el segundo día, realizamos un cuarto, es decir, en 2 días de pesca realizamos 4 Permit con mosca. Espero no se imagine que es todo tan fácil, siempre la labor de un equipo de guías en el mar será ponerlo frente al pez, lo demás corre por cuenta propia.
El tercer día, en agradecimiento a lo que Bahía de la Ascensión nos había dado, en sintonía con la “dimensión Maya”, decidimos no hacerlo, esperando que pasen luego las lunas, para encontrarnos nuevamente en “el nacimiento del cielo” y su gente.
Fotos y Texto: Fly Fishing The Run 2012