Fd: ¿Cómo empezaste en la pesca con mosca?
ALVARO: Mi comienzo en la pesca a mosca fue una evolución natural en mi vida como pescador. Mi tío y mi padre me introdujeron en la pesca cuando tenía 5 o 6 años, era una actividad tradicional en Ampuero, mi pueblo, a orillas del río Asón en la zona norte de España. Pasábamos las tardes de verano pescando anguilas, lisas, truchas y reos a cebo, pero ya desde niño sentía una auténtica atracción por la pesca a pez visto y me perdía con la caña por las orillas buscando anguilas y truchas a las que poder ver tomar el señuelo, así que la pesca a mosca, quizá la técnica más visual y su estética pronto llamaría mi atención.
Consumía con avidez todas las revistas, libros y canales de televisión y pronto, aquella técnica se convirtió en una obsesión. ¡Cómo no iba a serlo!
Aún recuerdo aquellos videos de Rafael del Pozo y cómo los peces subían a tomar las moscas que este pionero de la pesca en España les presentaba. Y lógicamente, pronto empecé a querer practicarla.
Con 10 años me regalaron mi primer equipo y en un par de temporadas, el resto de técnicas fueron cosa del pasado. Fue un proceso complicado y en gran parte autodidacta, en el que muchas horas de río y pocos peces agudizaron mi capacidad de observación y adaptación.
Hace ya más de 20 años de esto, pero he de reconocer, que esa fiebre por la pesca a pez visto ha sido la que ha vertebrado mi evolución como pescador hasta nuestros días.
Fd: ¿Cuáles son los ambientes donde pescas en estos días?
ALVARO: En los últimos 5 años a raíz de hacer de mi pasión mi forma de vida y dedicarme 100% a ello, he de reconocer que he variado mucho la forma de practicar nuestro deporte, ya que los proyectos en el extranjero han absorbido gran parte de mi tiempo, visitando destinos como Nueva Zelanda, Canadá, Escocia, Noruega, Suecia o Costa Rica entre otros. Es maravilloso conocer el mundo a través de la pesca con mosca y ver de primera mano el gran abanico de filosofías y enfoques diferentes con los que se vive nuestra afición.
En España principalmente varío las regiones a lo largo de la temporada, tratando de estar en los ríos adecuados en el momento adecuado para permitirme practicar la pesca a mosca como a mi me gusta, principalmente a pez visto, bien a seca o a ninfa. Para ello es esencial un amplio conocimiento de los ríos, caudales, meteorología y eclosiones, que me permiten practicar la pesca a mosca como yo la entiendo de marzo a octubre.
Es complicado y requiere mucho tiempo, esfuerzo y muchos kilómetros, ya que por desgracia, la situación de los ríos en mi país no es la que era y el deterioro del recurso, sobre todo a nivel ecológico ha provocado una disminución de las poblaciones y también una variación de sus comportamientos.
Fd: ¿Qué es lo que más te gusta de ser guía?
ALVARO: Sin ninguna duda la satisfacción de ayudar a otros a cumplir sus sueños y objetivos. Hay pocas cosas más gratificantes que ser parte de algo así.
Trabajar duro y en equipo con los clientes para conseguir resultados, sin olvidar que la pesca a mosca va mucho más allá del mero hecho de sacar peces e intentar que la experiencia al completo sea satisfactoria no es un trabajo fácil, pero merece la pena.
Quizá eso es lo más complicado de esté trabajo, el conseguir que el cliente se lleve algo para si, cuales quieran que sean los resultados. Si un viaje no resulta, pero el cliente ha aprendido cosas nuevas que aplicar en futuras jornadas, ha mejorado su técnica y ha vivido una experiencia completa, se irá satisfecho.
Mi filosofía es clara: nadie puede garantizar la pesca, precisamente porque es pesca, pero sí puedes trabajar y garantizar todo lo demás. El cuidar esos detalles para que el cliente se vaya satisfecho es algo que hago con mimo y realmente disfruto.
Fd: ¿Cuándo llegó el tema de la producción de videos?
ALVARO: Realmente lo que siempre estuvo ahí fue la fotografía y el gusto por transmitir mis ideas, experiencias y vivencias a pie de río. Comencé con 15 años una página web (LINEASVIVAS), en la cual iba subiendo mis jornadas de pesca, las pequeñas historias que iba viviendo en ellas y escribiendo pequeños artículos técnicos. Pronto empecé a tener inquietud por cómo transmitir y plasmar la belleza de mi pasión y los lugares donde la practicaba. Ese fue el comienzo de la fotografía. Con 18 años me compré mi primera reflex y a partir de ese momento, esas dos pasiones, la pesca y la fotografía, fueron siempre una sola.
La producción de videos fue un paso lógico en los tiempos en los que vivimos y en lo que demanda tanto el público como la industria y, curiosamente, ha conseguido aunar mejor si cabe ese gusto por contar y transmitir historias de forma estética. Es una herramienta inmejorable para transmitir sentimientos, ideas y captar la esencia de la pesca a mosca.
Fd: ¿Qué influencias o referencias has tenido en cuanto a lo audiovisual?
ALVARO: Siempre he intentado seguir mi propio camino, tratando de alcanzar un estilo propio y de no alterar mi mirada y mi forma de contar las historias. Mis mayores influencias han sido externas al propio campo de la pesca a mosca. El mundo de lo audiovisual es muy extenso y es más importante aprender a transmitir y el cómo hacerlo que el hecho en sí mismo. Siempre he consumido cantidad de material de otras actividades relacionadas con la naturaleza o de naturaleza en si misma.
Dentro de la pesca a mosca sí que recuerdo 3 producciones que me marcaron especialmente, quizá por el momento en el que las disfruté por primera vez, como me inspiraron y lo que despertaron en mi: los dos volúmenes de Trout Bum Diaries (New Zealand y Patagonia) y Running Down the Man. Hace probablemente más de 15 años de ello y la verdad que aún me recuerdo viéndolos una y otra vez, en bucle. Me encantaría pensar que alguna de mis producciones pueda algún día despertar los mismo.
Fd: ¿Podrías contarnos sobre algunos de tus mejores viajes/momentos?
ALVARO: Para mi la pesca a mosca a mosca tiene mucho de introspectivo y de explorar y conocer el mundo que nos rodea. Es un actividad que me permite un contacto profundo y real con la Naturaleza. Por eso busco siempre ese componente de aventura, intentando huir de los tramos y ríos más sociales y perdiéndome en otros que me ofrezcan una experiencia más completa.
En Nueva Zelanda y Laponia he encontrado las sensaciones más plenas como pescador que podría haber imaginado, en el primer caso buscando truchas y en el segundo salmón atlántico. Son destinos donde la pesca transciende de números y se centra en la experiencia y en saborear una libertad absoluta.
Fd: ¿Algún sueño por cumplir?
ALVARO: La verdad es que he sido y soy muy afortunado. Creo que si tuviera una conversación con mi yo niño, se sentiría bastante orgulloso de todo lo que he vivido gracias a esta pasión y a hacer de ella mi forma de vida.
Por supuesto que siempre quedan cosas por hacer. El mundo es muy grande y hay muchas experiencias que la pesca a mosca nos brinda, muchos destinos salvajes por explorar y muchas especies con las que pelear. Tengo en mi bucket list algunos destinos y especies que me encantaría conocer, como steelhead en British Columbia, los GT, dorados… o sin ir más lejos, conocer la Patagonia.
Fd: ¿Cómo te puede contactar alguien para contratar tus servicios?
ALVARO: Con el auge de las redes sociales cada vez es más fácil, pero también a veces resulta complicado encontrar lo que uno busca entre tanta información, muchas veces no relacionada con nuestro mundillo.
Tengo canales activos en casi todas las plataformas: Facebook, Instagram, YT, Vimeo… y también en FlyDreamers. Por supuesto, si quieren ahondar un poco más en mi trabajo, tiene mi página web: www.focusonthefly.com a través de la que pueden contactar conmigo. Estaré encantado de ayudarles en lo que pueda.
Fd: Para finalizar, ¿qué significa la pesca con mosca en tu vida?
ALVARO: Mis primeros recuerdos nacen en un río, incluso antes de tener una caña en mis manos, siempre fue mi parque de atracciones favorito. ¿Qué futuro pescador no ha sentido ese instinto y ha pasado horas cazando ranas o pescando pececillos con una botella?
Mi vida tal y como la recuerdo empezó allí y siempre ha girado en torno a ellos, así que me es imposible concebir mi vida sin pesca o saber quién sería si no hubiera seguido ese camino. Las decisiones más importantes de mi vida las he tomado allí y con esa prioridad. Son más de 25 años moldeándome como persona, aprendiendo del río y de los valores de la pesca a mosca y espero que así siga siendo.