Jueves 31 de Marzo de 2011,

El viento sopló incesante durante  toda la noche, me despierto transpirado en medio de la obscuridad…lo he pescado nuevamente!

Hace casi 30 días vengo soñando día y noche con un pez  grande, feroz e inmaculado. Una marrón que muy pocos ambientes en el planeta pueden albergar, una marrón migratoria del Limay.

He dado a conocer esto públicamente con el fin de registrarlo.

Es algo muy loco, he soñado todo tipo de peces y situaciones de pesca que luego ocurrieron. Seguro a muchos de ustedes les habrá pasado.

Entro al agua a primera hora, sólo pica una marroncita chica. Le hacemos unos tiros al pool del guardapesca que viene con pescados hace varios días, nada.

Volvemos con mis amigos a por un buen desayuno. Este se extiende en una larga charla y sesión de atado donde afloran algunas genialidades y otros engendros para el olvido.

A eso de las tres de la tarde me entran cosquillas y un ligero sudor en las manos, es el llamado del pez.

Apuro a mis amigos para ir al río.

Cargamos de agua caliente el termo y vamos a la boca, situada a menos de 1000 metros del hotel. Al llegar hay un pesto infernal con ráfagas de viento intensas y el lago ha virado a un color azul intenso.

 Nos ponemos a observar un cardumen de marrones desde el puente carretero. El grueso de los peces tiene entre 3 y 4 kilos y se ubica aguas arribo del centro del cauce hacia la costa neuquina. Se mueven mucho, están activos. Un pescador clava una que salta espectacularmente. Nos acercamos a felicitarlo y tomamos fotos.

Durante los últimos días noté que muchos pescadores usan moscas blancas. Viendo cómo presentan he encontrado más virtudes que defectos.

Mi amigo Carlos Vidal hace unos días perdió una grande que cortó al saltar como un delfín entre las ramas del árbol situado bajo el puente.

 Cuando escrudiño el sector delante del árbol no veo al pez, no hace falta, ya estamos conectados de alguna manera.

Vuelvo al auto y armo el equipo. Cambio el tippet por un Máxima de 20 libras. Ato una mosca de unos 15 cm, articulada, color negro. Me la regaló Carlitos el año pasado aseverando: “Con esta levantamos las grandes”. La mosca es tan grande que la ato con un improved clinch en vez del clásico lacito, quiero que responda rápido a los comandos del leader.

Bajo del lado rionegrino porque sé que desde ahí  lograré la mejor presentación al pez que espera delante del árbol. Estudié durante los días previos las corrientes y mire pasar plumas y más plumas.

Siento el pulso acelerado, el río me transmite sensaciones fuertes, cuesta mantener la calma y racionalizar lo que estoy viviendo. Si se transforma en euforia, seguro no pesco.

Reviso una vez más los nudos y estiro el running de monofilamento con cuidado. Me posiciono en una piedra que parece iluminada pese a su color negro. No sé porqué pero el asunto es desde “esa” piedra. Detrás está la barranca alta, aprovecho la ocasión para ejecutar un tiro que hace muchos años me enseñó el Pelado Ricigliano y hoy disfruto luego de tanta práctica.

Carlitos clava una enfrente, me detengo a observar la situación que me pone muy feliz.

Hago varios tiros, la línea desciende del back muy alto y viaja paralela al agua, la mosca llega tan lejos como imagine. Agradezco la lidocaína que mantiene mi mano del haul en paz, hace unos días me quemé feo con agua caliente.

Llega Luis que viene sacando fotos y charlamos unos instantes.

Se va y hago un tiro más…

 Unos 25 metros  en ángulo de 45° aguas abajo, la mosca cae 10 metros aguas arriba del árbol. Al tratar de moverla veo un tremendo lavarropas delante del árbol, asoma su cola enorme.  Aseguro jalando con la izquierda mientras el pez vuelve pesadamente el fondo. No da tiempo a pensar y arranca aguas abajo entre el árbol y el pilar, sujeto al máximo para darle vuelta la cabeza con la caña apuntando hacia mi costa aguas abajo. Da vuelta (100% suerte) y sale para arriba.

Un metro más y me ganaba…

Le pego el grito a Luis para avisarle!

Veo la línea pasar llorando ante tanta presión mientrasel pez supera mi posición antes de fondearse unos 20 metros aguas arriba. No lo presiono mucho como para girarlo aguas abajo, sólo le quito balance y  dejo que se canse nadando contra corriente. Le molesta mucho la situación y pega varias corridas cortas aguas arriba y hacia el centro del río. De golpe pega su único salto, extra heavy.

Varios minutos después logro arrimarlo. Si camino barranca arriba para vararlo no llego a tiempo o tomarlo de la cola, por otro lado, si lo arrimo con la caña me arriesgo a quebrarla por un mal ángulo.Decido jugarme la caña antes que darle chances a semejante bestia de revolcarse en aguas bajas.

La jugada me sale bien y lo tomo de la base de la cola al primer intento.

Varias fotos rápidas tomadas por Luis y me despido.

Festejamos invadidos por una alegría enorme y genuina.  Hace varios días venimos trabajando el río en equipo.

Era esta trucha, no otra. No puedo explicarlo ni racionalizarlo, son cosas que de vez en cuando pasan.

 

Un saludo cordial


-Publicado en DiegoFlores.net