Fd: ¿Cómo te iniciaste en la pesca con mosca? ¿Dónde pescabas y con qué modalidades lo hacías antes?
Banana: Comencé a pescar, en general, a los 6 o 7 años en el mar en Viedma, Río Negro. Luego, no mucho tiempo después, me compraron una caña de spinning; ya arranqué a gastar alpargatas, en malla, con un bolso macuto colgado en mis espaldas. Todas las vacaciones de mi vida las recuerdo así, de campamento y pescando, junto a mis padres y mis tíos Alberto (hermano de mi mamá), Rosita, su esposa y mis primos Celia y Ariel Torrens. Alberto fue el primer adelantado de la familia que incursionó en la pesca con mosca, uno o dos años antes que nosotros (mi padre y yo), ¡y quien nos tiró algún tip de cómo lanzar!
Allá por el año 1976 toqué mi primer equipo de mosca, ¡y no lo dejé nunca más! Un par de veces salía a caminar con la de spinning en el bolso por si se me complicaba, pero como no la usaba decidí nunca más llevarla encima. De hecho… ¡Tenía mucha suerte en esa época, quizás más que ahora! Y en breve pesqué truchas muy grandes, tanto, que nunca logré superar mi récord de trucha marrón (de agua dulce) que pescara con mis cortos ¡16 años de edad!, 78 cms y 6,500 kgs. Río Traful. Era mucho más sencillo antes, había truchas de ese porte en todos lados.
Fd: ¿Cómo fue que decidiste dedicarte a la pesca con mosca y empezar tu -hoy emblemático- fly shop? ¿Cómo fueron los principios de este emprendimiento; el público que recibías en esos tiempos, etc.?
Banana: La pesca con mosca se “encarnó” en mí desde esas épocas, así que me resultaba muy difícil estar sin pescar o atar moscas o recorriendo chacras comprando gallos para luego cuerearlos y armar nuestro set de atado rudimentario, ¡pero eficaz!
Yo trabajaba en Agua y Energía Eléctrica y estudiaba ingeniería industrial. Pero estaba dicho que eso no era para mí, solo estaba siguiendo una inercia, para esa época lógica. Pero lo único que me encantaba hacer era estar en el río en busca de pescar algún momento especial para guardar en mis recuerdos. Así que comencé a interiorizarme en que existían los guías de pesca, sobretodo en EE.UU. Acá recién se comenzaba a hablar del tema.
Tiempo después conocí a la mujer que iba a ocupar el mejor lugar en mi vida y se animó a seguir mi locura de intentar vivir de este maravilloso deporte, y fue así que en el año 1990 nos mudamos a la villa y en el 91 rendí mi examen en Parques Nacionales y di inicio a mi profesión.
El fly shop vino luego, a mí no me interesaba en absoluto ya que me gustaba estar en el agua! Jaja! Pero Raúl Cuello, quien hacía un tiempo comenzaba a pescar con mosca y se volvió tan loco como yo, me sugirió de poner la casa de pesca; yo ponía el capital y él la atendía. Así es que con unos pesos que tenía ahorrados, y gracias a una mano importante que me diera también mi amigo el Tano Baruzzi (hijo) en ese momento, abrimos el Banana Fly Shop en el año 1994.
Fd: Sos uno de los mayores referentes en cuanto a la pesca en Patagonia. ¿Cómo llegaste a conocerlas tanto durante todos esos años?
Banana: Conocer las aguas sureñas fue a raíz de que mis padres siempre vacacionaron en la cordillera... Tal vez un poco porque vivíamos cerca del mar… Y eso era moneda corriente. Pero en especial creo que era porque a mi papá también lo apasionaba caminar a orillas de algún río. Así fue que treinta días por año recorríamos ríos y lagos patagónicos, acampando y por supuesto pescando en cada rincón. Sobre todo aguas neuquinas, rionegrinas y chubutenses.
Fd: Siendo un conocedor eximio, ¿qué consejos le darías a alguien que quiere pescar bien la boca del Correntoso?
Banana: Básicamente, para pescar el Correntoso, hay que practicar mucho. Se necesita un muy buen tiro… Largo, y saber manejar bien la línea; saber hacerla derivar, y lograr que pase la mosca cerca del lugar donde se ubican las más grandes.
Otro tema importante es saber elegir el hundimiento de la línea. Eso varía todos los años para la apertura, y a medida que avanza la temporada también varía mucho. El lago Nahuel Huapi tiene una superficie de 531 km2 y su variación en altura es bastante lenta, y el Correntoso tiene nada más que 27 km2, con lo cual con una lluvia fuerte o en días de mucho calor con el deshielo su altura varía bastante rápido, y eso provoca que el río entre con más o menos velocidad.
La pesca es siempre parecida, el tiro es el mismo y la línea debe pasar lo más abajo posible más allá del veril, por lo tanto si el río está “rápido” debemos utilizar líneas de hundimiento más rápido y si está lento de hundimiento, más lento. Lo ideal sería tener todos los hundimientos, pero si no se puede… con un fast IV y un fast II se pueden arreglar.
Con respecto a las moscas, generalmente utilizamos streamers, con lo cual no hay mucha ciencia. Principio de temporada, los peces desovaron hace poco, y se están alimentando… Siempre que la mosca le pase lo más cerca posible, que sea creíble, se mueva bien, y una cuota de suerte, alguna trucha van a pescar.
Fd: Compartís el fanatismo por la pesca con mosca con tu hija, ¿cómo se dio esto?
Banana: Pescan desde muy chiquitos, tanto Juan como Pauli, no sé si tan fanas como lo era yo a su edad pero les gusta pescar y lo más importante es que la pesca es nuestro lazo, es como necesario cada tanto ir a pescar juntos. Son dos muy buenos casters y algún gen llevan, ¡los dos pescan bien siempre jaja!
Fd: Más allá de cuando estás guiando, ¿qué tipo de pesca y ambientes son tus favoritos cuando salís solo?
Banana: ¡Me encanta pescar de todas maneras! Cada vez me gusta más pescar con mosca seca. Y “cada vez más, me gusta castear menos”.
Tuve la suerte de pescar en muchos lugares y muchas especies de peces. Río Grande, Río Gallegos (sea-run trout), el Santa Cruz (steelhead), Strobel (grandes arco iris), Chile (Salmones Coho y Chinooks), la Patagonia en general, ríos de Córdoba (truchas). Salta, Jujuy, Corrientes (dorados), Venezuela, México, Isla Morada (bonefish y tarpon). ¡¡¡Todo me gusta mucho!!!
Quizás porque es más nuevo para mí y por la comodidad de no tener que llevar demasiada ropa, la pesca del norte y el Caribe me atrae un poco más, pero me apasiona todo tipo de pesca.
Fd: ¿Algún destino que aún quisieras conocer o alguna cuenta pendiente en la pesca?
Banana: Si bien estuve en el Caribe varias veces, y una vez en Isla Morada, por los grandes tarpons, aún no pude clavar uno grande. Una vez, solo una vez me gustaría tener uno al fin de mi línea. La pesca siempre te deja cuentas pendientes… Pero por ahí pescar uno grande (arriba de 25 kgs estaría bien, ¡¡¡no más jaja!!!), ésa puede ser una cuenta pendiente.
Fd: Pescaste con muchísimas personalidades, ¿tenés alguna anécdota que recuerdes de manera especial?
Banana: Sí, a alguien quise mucho y me hice muy buen amigo, y sé que era recíproco, era Mel. Y les traigo más que una anécdota, una historia de pesca que viví con él, la primera vez que lo llevé a pescar y creo que fue el puntapié inicial de una entrañable amistad que nunca iba a terminar.
No recuerdo bien la fecha, pero debe haber sido por el 98. Me llaman de una hostería y me dicen que los iba a llevar a pescar a Mel y su señora. Si bien lo conocía, ya que había participado en un par de clínicas de lanzamiento como instructor, para mí llevarlo a pescar era como subir en mi bote al Messi de la pesca con mosca.
Recuerdo muy bien la excitación que tenía y con el cuidado que preparé todo para no olvidar nada… ¡tenía que ser perfecto!
Solo íbamos a pescar un par de horas por la tarde, corría Marzo y la pesca estaba muy mala. Pero… había que hacer de tripas, corazón, y a ponerle mucho esmero.
Habíamos quedado con la hostería que yo los esperaba en el Lago Espejo con el bote en el agua, listo para salir alrededor de las 15 hs. Llegaron por supuesto bastante más tarde, nos embarcamos y fuimos directamente a la desembocadura del Río Cuerno. Como el Lago estaba bajo, mientras que ellos armaban sus cañas, en un banco de arena armé mi modesta mesa de camping, con el mejor mantel, ahumados, ricos pancitos caseros, gaseosas, cervezas, etc.
Me llevé una gran sorpresa cuando vi que en ambas cañas brillaban líneas de flote, cuando lo normal para esa época es que usemos líneas de hundimiento y streamers, ya que la actividad en superficie es muy pobre. En días soleados de enero y febrero solemos pescar muchísimo lanzando imitaciones de Dragonflies, ¡pero... Marzo! ¡Nublado! Sonaba casi imposible. Les sugerí cambiar de líneas pero ambos se negaron, ¡querían pescar en superficie! Y así lo hicimos. Até dos Dragonflies en sus leaders.
Mientras Fanny se quedó un rato más disfrutando de la picadita, lo acompañé primero a Mel a uno de los brazos del Cuerno; nos acercamos a tiro de un experto a la costa profunda, estiró su línea, la hizo danzar en el aire y presentó ese “engendro tosco de mosca seca”, como si tuviera en el tippet una Adams en anzuelo 16. En su primer tiro levantó un Arco Iris que debe haber rondado el kilo ochocientos. ¡Una pelea extraordinaria, todo soñado! Yo no lo podía creer, la suerte estaba de mi lado. La sacamos, le gatillamos un par de fotos, y al agua… ¡¡¡Genial!!!
Todo esto ocurría a unos treinta metros de Fanny, que por supuesto largó su último canapé y arrancó a pescar. Como buen marido, me dijo que vaya a guiarla un rato a Fanny, lo dejé solo y caminamos pescando otro bracito con ella. No pasaba nada, hasta que nos arrimamos al veril de la desembocadura, donde pescó un pez de similares características. Mientras tanto, Mel seguía intentando, pero ni un pique más en ninguna caña. Yo para adentro pensaba en todas las fontinalis que podríamos haber pinchado en ese lugar con líneas de hundimiento y me quería morir, ¡y este “tipo” no afloja con cambiar!
Bueno, hacía bastante frío y ya caía el sol así que Mel sugirió volver. Llegamos a la costa, y mientras que esperábamos que los vinieran a buscar, le propuse a Mel un brindis (en mis salidas, generalmente festejamos con un traguito de whisky las capturas, no sé… una tradición). Mel aceptó cordialmente; en unos jarritos de café serví Glenfidditch y hielo y mientras levantaba mi jarro y trataba de explicarle en mi muy mal inglés (en esa época) lo orgulloso que estaba de haberlo guiado y lo triste que me sentía porque había sido una mala tarde de pesca, brindé por los peces.
Luego de esto, aprendí algo muy especial. Mel hizo también su brindis y me dijo: “Un tiro… una trucha, doscientos tiros más y nada más, je je. ¡Estás equivocado, tuvimos una muy buena tarde de pesca, de las mejores! Tal vez no fue una buena tarde de catching, pero realmente pasamos una tarde bárbara.”
Como siempre… tenía guardadas estas cosas. Eras un tipo increíble, Mel.
Desde ese día tiene su lugar muy especial dentro de mi corazón, siempre.
Fd: ¿Qué nos podés contar de tu experiencia en un programa de televisión de pesca con mosca?
Banana: Fly Cast America para mí es una experiencia espectacular. No soy el presentador, ni conductor… Gracias a Dios, ¡soy el pescador del programa jajaja!
Me divierte mucho hacerlo, y nos sale bastante bien… Gabi (el creador del programa, camarógrafo, guionista, etc. etc., un capo), Brian (hijo de Gabriel, editor en Buenos Aires), y yo creamos una buena combinación.
Siempre tengo bastante suerte pescando, pero cuando tengo una cámara atrás, parece que se potencia jaja ¡Mucha suerte! Y por ahí la gente que ve los programas me cree algo especial en la pesca, pero mucho tiene que ver la suerte… Sobre todo de participar de este programa (y en varios más) que me hicieron más conocido.
Fd: Después de tantos años en el ambiente, ¿cómo ves el cuidado de los ambientes y especies en la Patagonia, y qué propuestas se te ocurren para el futuro?
Banana: El recurso está mal cuidado… es muy difícil cuidarlo cuando los ambientes son tan grandes como en nuestras provincias pesqueras en general. Por eso, creo muy importante que el recurso lo cuidemos los pescadores…
Dejar los lugares de pesca en mejores condiciones de las que los encontramos cuando llegamos.Llevate tu basura, ni el río ni el campo la necesitan; y en el mismo lugar que la trajiste, te la podés llevar, ¡no cuesta nada!
Si encendés un fuego, asegurate de que esté apagado cuando te vayas.
Probá devolver un pez vivo al agua… Seguramente te va a cambiar la cabeza.
Tratar de enseñarles estas buenas costumbres a los que aún no las practican… Por ahí se enganchan y somos más para cuidarlo.
Fd: ¿Qué más le recomendarías a los que recién se inician en este deporte?
Banana: La pesca con mosca es un deporte hermoso, es lindo tanto para el poeta como para el ingeniero, así decía Mel… ¡Muy sabias palabras!
¡Pesquen con mosca, sin lugar a dudas es el arte de pesca más lindo que se puede practicar!
Fd: ¿Algunas palabras para cerrar?
Banana: La pesca con mosca fue y es mi vida. ¡Gracias a Dios tuve la suerte de poder vivir de lo que más amo, y por eso me siento un agraciado en la vida!
Gracias a esto conocí gente de todos lados del mundo, clientes, amigos, maestros, alumnos, guías, personalidades importantes, famosos, y no tantos… Así como lugares increíbles a los que nunca hubiera llegado si no era con una caña de mosca en la mano.
Comparto momentos insuperables a orillas de un río, con una caña de mosca, con la gente más importante de mi vida, mis hijos, mi padre, mi hermano, mi sobrino y tantos amigos.
¡Por todo esto soy un agradecido de la vida que me tocó vivir y espero lo mismo para mis hijos que hoy están en formación!