Colombia. A casi una semana de haber vuelto de una jornada y media detrás de sus poderosas Payaras, todavía cierro los ojos y en sueños revivo los Piques, las corridas increíbles, los saltos acrobáticos y las moscas volando de sus duras bocas coronadas con esos inmensos colmillos. Parece un sueño pero el corte en mis dedos por la corrida de la Payara llevándose la línea me dice que fue cierto. Sin embargo, me sigo preguntando que podría haber hecho diferente para ser más efectivo. Tantos piques y tantos perdidos… Creo que Todo y muy poco…
El Fin de semana del 16 de Enero arrancamos con Juanca (un amigo Colombiano que fue quien me permitió acceder a este programón), 6.30 de la mañana para el aeropuerto de Villavicencio en la región de los llanos orientales Colombianos pa Ver más...Colombia. A casi una semana de haber vuelto de una jornada y media detrás de sus poderosas Payaras, todavía cierro los ojos y en sueños revivo los Piques, las corridas increíbles, los saltos acrobáticos y las moscas volando de sus duras bocas coronadas con esos inmensos colmillos. Parece un sueño pero el corte en mis dedos por la corrida de la Payara llevándose la línea me dice que fue cierto. Sin embargo, me sigo preguntando que podría haber hecho diferente para ser más efectivo. Tantos piques y tantos perdidos… Creo que Todo y muy poco…
El Fin de semana del 16 de Enero arrancamos con Juanca (un amigo Colombiano que fue quien me permitió acceder a este programón), 6.30 de la mañana para el aeropuerto de Villavicencio en la región de los llanos orientales Colombianos para subirme a una avioneta que preferí no hacer control de calidad y sólo confié en llegar a destino en una pieza… Partimos rumbo a La Macarena. Un lugar bien alejado de los tradicionales destinos turísticos de Colombia. Nada de playa. Una reserva natural encastrada en la selva Colombiana, “recuperada de las FARC” en los últimos años, aunque los cuentos y las anécdotas ahí recogidas dan para escribir un libro que aún no tiene definido el final.
A la llegada nos reciben los militares del ejército de Colombia que han recuperado la ciudad y la custodian en cada esquina a través de varios destacamentos que se diferencian con brazaletes de diferentes colores. Mientras hacemos el ingreso al pueblo y los militares nos toman los datos, un carro tirado por un caballo y conducido por un hombre mayor pasa con rumbo a la avioneta… y si. Las valijas van desde la avioneta a la “terminal de T&A” en ese carro. Increíble!!! Que pueblito Colombiano tan pintoresco. Al ratito llega Mauricio en una Landcruiser tuneada para poder moverse por los caminos Colombianos con un su tráiler donde tiramos las valijas, salimos para el dormidero, acomodamos los bártulos, agarramos las cañas y ya nos vamos a la bajada del Río.
Nos subimos a unas canoas muuuuuy largas hechas en un solo tronco (10 a 15 mts) empujadas por modestos motores de 25 a 40 HP de 2 tiempos. No hay gran corriente para vencer asique empezamos a ir río arriba hacia los lugares pesca. A los 30/40 minutos de navegación llegamos a la primer “Cachibera”. Son quiebres en el fondo del río, y se forman pequeñas cascadas. Finalmente llegamos al lugar que sería inolvidable para mi. “El Raudal”. Un lugar en el que el Río se encajona entre tremendas paredones de Basalto.
El río Guayabero es un afluente del Río Orinoco que nace en las Sierras de La Macarena. El verano, le llaman a la estación seca, donde prácticamente no hay lluvias y que va de Diciembre a Febrero. En esta época, el río baja, sus aguas se vuelven más transparentes (visibilidad de unos 30 a 50 cm) y las Payaras se concentran a cazar los cardúmenes (muy grandes o de unos 3 a 5 individuos) de Bocachico o Yamúes. Los hábitos de la Payara son muy parecidos a los de un Dorado o cualquier gran predador de Río. Los grupos de peces remontan el río cerca de las orillas buscando minimizar esfuerzo y protección de los grandes depredadores lo que termina generando explosiones literales en el agua cuando las Payaras los atacan. Se ven los peces saltando tratando de huir de los colmillos de las Payaras y muchas veces también terminan saltando las Payaras con los bocachico ensartados en sus colmillos. Un espectáculo que invita a dejar la caña y ponerse a mirar. Sólo comparable a un grupo de Dorados acorralando un cardumen de sábalos en algún río chico. El marco es incomparable. Con selva de fondo montada sobre enormes piedras de basalto que van chorreando la humedad que condensan sobre el mismo río.
Antes de llegarme a Colombia intenté buscar info y econtré muy poca para la pesca con mosca de Payaras. Nada que me indicara algo diferente a la pesca de Dorados en el Paraná. Asique me fui para allá con 2 lineas de Flote, una maltrecha línea de hundimiento (Shooting taper de 250 grains que volvió inservible…), mis moscas de Dorado y me até un par un poco más grandes, ya que había leído que deberían ser grandes. Primer consejo. Moscas grandes, son GRANDES. Mínimo del doble de largo que una Andino, y sobre todo traten de meterle volumen. Los peces que comen son Grandes… colores, cualquiera. Me picaron con moscas negras, verdes, celestes y rojas. Con blanco no tuve piques… Los “Rapaleros” con los que compartí el río y las hamacas, usaban colores plateados con brillos verdes o azules. Muy linda comunidad armamos. Nadie apostaba 2 mangos que con mi cañita 8 y esas “mosquitas” fuera a levantar una Payara de las que moran el Guayabero. “En el amazonas, yo vi pescar Payaras con moscas, pero eran el doble de la tuya”. Y cada cruce de botes se disparaba la pregunta “Y? Pescaste algo?” Nadie creía, pero todos querían verlas salir con mosca.
El primer día fue Flojo para mi. Después de colar bastante agua y de entender un poco mejor el agua empezaron a llegar los piques. Lo mejor en el Raudal es subir con motor mosqueando entre las piedras buscando Payaras refugiadas y atentas al paso de carnada. Y bajar, igual pero al garete. La realidad es que en el Raudal tuve muy pocos piques, hasta que nos bajamos en su desembocadura a pescar desde la costa. Ahí empecé a tener piques y clave una linda Payara. El desafío es clavar el anzuelo en esas bocas de hueso. Caña recta, línea en mano y a tirar. Si cañeamos, tarde o temprano se suelta. Parecido a la pesca de Tarpon. Lo positivo es que el bicho es tan agresivo que la clavada en realidad es aguantar la línea mientras la bestia tira. Esta no tiró demasiado y empezó a venir hacia la costa. Recojo línea con la mano porque me sobra línea a mis pies. Pareciera que no le gustó mucho la orilla porque salió disparada agua abajo. Esta corrida me lleva toda la línea y la empiezo a trabajar con el reel. El freno de mi Redington Delta está al mango, pero a la Payara no le cuesta llevarse línea a pesar que no era demasiado grande. Mi Caña Redington Predator está doblada como si fuera una cañita #3 con una trucha de 1,5 kgs. Nunca la vi así… Ojala aguante! La pelea no fue tan larga. Unos 5 minutos. Siempre con la adrenalina de la primera Payara, la acerco finalmente a la orilla. Cuando la Payara llega al pescador parece flameando en el agua… cuidado, porque desde esa posición se reanima, explota y se puede llevar toda la línea de nuevo o cortar el leader con un cabezazo. Finalmente la acerco a la orilla y la veo. Que bicho más lindo!!! Pero gira, cambia el angulo de la mosca y se suelta. Ahí!!! Ya venía un Rapalero a ayudarme, y cuando se va, me mira y me dice “Así son las Payaras. No están afuera hasta que están afuera…” y vuelve a seguir pescando. Me quedé temblando…. No lo podía creer. Lo bueno es que había picado, clavado y casi sacado… Tuve otros piques violentos en ese lugar pero no pude clavar otra. Al rato salimos de nuevo para el Raudal y mientras bajábamos, tengo un pique muy violento, pero con el brazo atrás (vieron cuando terminás el strip?) y no la pude clavar. Estripeo de nuevo y ahí está!!! De los peces suicidas que digo yo. Poco me duró la alegría. Me le afirmo, un cabezazo y chau leader. Me cortó un leader trenzado de FLuorocarbon de 30 lbs con un cabezazo. Debió haber sido una bestia. Nunca lo voy a saber. Cambio el leader y sigo pescando. Debo haber tenido 1 o 2 piques más en el Raudal hasta que el guía nos invita a pescar aguas abajo. Antes de una cachibera y allá fuimos. Mientras pescábamos vimos como un amarillo (un especie de Bagre que puede pesar más de 30 kilos), lo tuvo de hijo a un rapalero durante unos 30 minutos hasta que le rompió la caña y se fue. En lo que a mi respecta, tuve el pique más lindo de la Jornada. Vi actividad en el río y le tiro la mosca. A las 3 o 4 pasadas, tengo un tremendo picotón. Me le afirmo y empieza a llevarse línea. No mucho asique la empiezo a traer. No la traigo ni 4 mts que empieza otra corrida. Espectacular…. Yo estaba adentro de la canoa y la línea estaba a mis pies. Se la empieza a llevar y cuando voy llegando al final, bajo la mirada para estar seguro de no estar pisando la línea e inconscientemente bajo un poco la caña. Donde le quité presión, chau mosca. Me soltó. AAAAAAAHHHHHH!!!!!! Primera jornada, terminó como 12 a 0. Pero me llevé muchísimos aprendizajes.
Al día siguiente, arrancamos el desayuno a las 6 y a las 7 estábamos en el río. Fuimos derecho a la boca del Raudal. Ahí nos bajamos y empezamos a pescar. Cuando las Payaras ya me tenían como 5-0 llega el primer premio. Una tremenda tomada en el medio del río (de unos 25 mts de ancho). Me le afirmo y clavo bien. Se ve que no le gustó porque arrancó una violenta corrida que a la velocidad que salió la línea, me abrió el dedo. No tuve que recoger nada porque se llevó los 25 mts de línea afuera y llegó al backing. Freno a fondo, porque si llegaba a las piedras aguas abajo y agarraba la correntada no tenía chances de frenarla. Esa aleta caudal empuja agua que da miedo, y evidentemente su cuerpo más bien aplanado la ayudan a nadar. Nunca tuve un pez que empujara como estas Payaras. Nunca. Un salto, se lleva línea. Otro salto, más línea. De a poco empieza a dejarse acercar, pero uno del otro lado de la línea, con la adrenalina siempre de que se vuelva a soltar. Siempre con la caña arriba. Siempre la línea tensa. Recogiendo como un loco cada vez que se acercaba y disfrutando las corridas, escuchando ese ruido del reel, mágico. Finalmente la aterrizo en la orilla (disculpen el barro de la foto, después se fue limpia…) y me desahogo en un grito de alegría. Indescriptible!!!! Evidentemente aterrizarlas las agota mucho, porque cuesta reanimarlas para que se vayan. Esta Payara debe haber pesado unos 7-8 kilos de acuerdo a la gente de ahí. No le tengo el peso ni la pudimos pesar.
La otra pieza de la jornada, la saqué al garete en el Raudal. Esos tiros lindos, que caen donde tienen que caer con la línea estirada. Meto la mosca atrás de una correderita en la parte de agua muerta. Hago 2 strips y me bajan la caña de un picotón. Ví el reflejo de la Payara al tomar la mosca. Fue perfecto! Me le afirmo y calvo. Tiro fuerte, una, dos y tres veces. No puedo más porque se me va la línea de los dedos, el corte de la anterior Payara me estaba matando y me lleva línea que se va entre los dedos. Esta vez, desde arriba de la canoa, me aseguro de no pisar la línea pero con la caña alta y vendiéndole caro cada metro de línea que se llevaba. Esta vez, en la corrida pega un salto. No lo podía creer. Una bestia!!!!! El desafío iba a ser subirla a la canoa. El Canoero no movía un musculo para ayudar… jajaja. Lo quería matar! Asique hice lo único que podía. Cansarla tranquilo. La acerque a la canoa y después de 3 o 4 intentos, la agarro fuerte de la cola, la subo y se sacude para soltarla pero la tenía bien agarrada. Otro grito de euforia. Me dijeron que pesaría unas 18 libras (unos 9 kilos). “Linda” me dijeron. Para mi, una bestia!!! Pero claro, el día anterior habían sacado Payaras de 23 y 26 lbs…. Todo es relativo en la vida. Mi tarde fue más tranquila, con menos piques, pero con la tranquilidad de haber levantado 2 bestias que te dejan temblando. Todo es adrenalina. El pique, el desafío de clavarla, las corridas, los saltos, el temor a perderla siempre y la violencia al momento de sentirse agarrada.
Que podría haber hecho diferente para ser más efectivo…? Primero, llevarme otra línea de hundimiento buena. Las de flote no tienen mucho sentido. Las moscas atadas en anzuelo 1/0 y 1, parecían chicas. Si voy de nuevo, ataría en anzuelos de agua salada un poco más grandes. Moscas más largas y sobre todo con más volumen. El leader: grueso. Terminé pescando con un leader de 2 tramos de fluorocarbon. Uno de 80lbs y el otro de 50lbs, coronado con un tippet de acero de 30 lbs. Menos, es una locura. Sin embargo, que el anzuelo se le clave en el cachete que es el único lugar clavable, es parte del juego y la adrenalina. Todavía sueño con esos peces. Te dejan enfermo! Hay que planificar el próximo viaje…