Horacio era el pescador de contacto de la salida del 2 de noviembre. Con el hablamos desde el 5 de agosto a las 14:55 hs hasta el día previo…pasaron 98 días de charlas hasta que finalmente nos encontramos, nunca nos habíamos visto, pero ese día ambos sentimos que éramos viejos conocidos. Horacio, Nestor, José y Carlos llegaron de CABA al Norte Neuquino sin conocerlo, ellos querían salirse de las zonas clásicas de pesca de Argentina y vaya si lo hicieron. Nosotros nos propusimos mostrarles los lugares más remotos e inaccesibles de la zona.
Al día siguiente del ansiado encuentro, a las 6 de la mañana nos encaminamos a las nacientes del mítico Río Trocomán. No es fácil llegar, hay que tener decisión y sobre todo tener la certeza de que lo que te espera al final del camino Ver más...Horacio era el pescador de contacto de la salida del 2 de noviembre. Con el hablamos desde el 5 de agosto a las 14:55 hs hasta el día previo…pasaron 98 días de charlas hasta que finalmente nos encontramos, nunca nos habíamos visto, pero ese día ambos sentimos que éramos viejos conocidos. Horacio, Nestor, José y Carlos llegaron de CABA al Norte Neuquino sin conocerlo, ellos querían salirse de las zonas clásicas de pesca de Argentina y vaya si lo hicieron. Nosotros nos propusimos mostrarles los lugares más remotos e inaccesibles de la zona.
Al día siguiente del ansiado encuentro, a las 6 de la mañana nos encaminamos a las nacientes del mítico Río Trocomán. No es fácil llegar, hay que tener decisión y sobre todo tener la certeza de que lo que te espera al final del camino vale el esfuerzo, de eso me encargue en esos 98 días de charla, Horacio sabía que valía la pena.
Durante el viaje, fuimos hablando del paisaje, desde mi humilde posición de Geólogo, les fui contando la historia de cada montaña y cómo es que las rocas cuentan historias. Fondos de antiguos mares…dunas y playas fósiles hoy son parte de las montañas que rodean la huella a 1200 msnm. Entender esto ayuda a ir entrando de lleno en la naturaleza casi intacta que nos esperaba al final del camino.
Luego de 3 horas de viaje, subiendo el último risco, divisamos el Valle y el Río Trocomán, y desde allá bajamos ansiosos por mojar las patas. El valle es hermoso, me sorprendo de su belleza cada vez que levanto la vista, estar acá pescando es fabuloso (Cito un comentario que me hizo Nestor el segundo día de pesca).
Las nacientes del Río Trocoman” son aguas que divagan tranquilas en un valle glaciar de fondo plano, muy cómodo para el casteo ya que el río no se encajona, las curvas te permiten pescar la zona interna con mosca seca y la parte externa del canal con un buen streamers, esa fue la estrategia inicial. Allí pescamos casi 3 días moviéndonos de un sitio a otro ya que el río te permite caminarlo o recorrerlo en vehículo por unos 10 Km. En noviembre, las montañas que limitan el valle aún conservan nieve en las cimas, los ñires ya están verdes en los faldeos, los mayines tienen pasturas tupidas que aguardan la llegada de los animales, que para diciembre, ya están pisoteando y masticando en las orillas.
Las aguas estaban claras, no al punto óptimo y cristalina cómo siempre, pero más que aceptable para un 2 de noviembre y fría, muy fría. El primer día la pesca estuvo dura, promediando unos 10 piques por pescador, los cuatro pescadores obtuvieron algunas capturas, Nestor sacó el premio mayor con línea de hundimiento lento y un streamer negro cortito, (una arcoíris de 1,5 Kg) pero hubiera sido muy disputado el puesto por dos hermosas Arcoiris que luego de unos saltos le ganaron la batalla a Horacio (que le aprieta las rebabas a todas sus moscas). José arrancó desde atrás, pero a media tarde ya estaba en carrera con varias capturas y alegrías, (alegría que no perdió ni un segundo en los 4 días, un tipo que te hace sentir bien incluso en tiempos de vientos de 95 km/h.)
El segundo y tercer día la pesca mejoró notablemente, inversamente proporcional fue el clima, que nos castigó con vientos fuertes y frío, frío que vencimos con un acogedor fogón en el campamento. Las capturas no se hicieron esperar, dropper de Seca-Ninfa y Streamer negros y plateados les dieron a Carlos y José sus mejores capturas. Entrada la mañana, caminado junto a Carlos vemos una arcoíris de muy buen porte en unos 30 cm de agua…a un metro de una tranquila caída de agua, Carlos, con su dropper, le pasa en reiteradas oportunidades la ninfa por el hocico, pero la tipa, inmutable, ni se movió, y ahí apreció Nestor, con un bagrecito de ciervo y conejo (coquetamente atado por Sergio Navarrete de LoncoFlyfishing) y el macho no quiso dejarlo pasar y nos dio una hermosa captura “a pescao mirao”.
Ese mediodía Carlos no quiso regresar al campamento para no perder una hora de pesca y obtuvo su recompensa, unos 12 piques y unas 4 capturas reemplazaron el asado que devoraron sus compañeros, lo que no dejó pasar Carlos fue la siesta en la vera de un pintoresco arroyito, al cual, antes del sueño, le había sacado prestadas algunas arcoíris.
Fueron dos días con pesca cambiante, donde los streamers negros tipo zonker y las secas tipo atractor con patitas de goma marcaron la diferencia, muchas capturas de 600, 700 gr, algunas de 1 kg y un par de 1,5 kg cerraron la pesca en un fantástico lugar que vale la pena conocer.
Entre pesca y pesca, al mediodía y por las noches, nos deteníamos a cargar energía con sabrosos platos regionales preparados en el campamento, chivito al asador, costillar, empanadas de carne fritas cortadas a cuchillo, tortas fritas etc, todo regado con un buen vino y alguna cerveza bien fresca.
El tercer día finalizó viajando, nos trasladamos al Hotel de Las Ovejas, para arrancar el cuarto día en una de las joyas del Norte Neuquino, un Spring creek, de imposible acceso sin conocer bien la montaña. Nuevamente viajamos unas 3 horas hasta llegar a destino. Para llegar hay que trepar, trepar y trepar y cuando parece que estás en la cima de la cordillera, atrás de la última morrena glacial, aparece una planicie de altura en cuyo fondo corre uno de los arroyos más lindos que vi en mi vida.
Luego de 98 días de charla, yo sabía que éste tenía que ser el día de Horacio, me ofrecí acompañarlo y así fue, el resto de los muchachos se fue arroyo arriba con Marcelo y Antonio (exelentes guías del equipo de DEVONICO) en busca de las grandes y las encontraron y algunas sacaron, pero ese rato, arroyo arriba queda para otra historia.
Horacio quería pescar con pequeñas secas a pez visto, me lo había repetido varias veces. Un sector del arroyo se transforma en una especie de estero, pequeños hilos de agua en todas direcciones con mayines, que al pisarlos te hacen bailar aunque no quieras, allí nos internamos con mi joven compañero de 75 años de edad y arrodillados, a 3 metros de las truchas objetivo, empezó la fiesta, atamos una griffith gnat en un tipet 4x y uno tras otro los piques se sucedieron, 15, 20, 80…incontables y sin dar ni un solo paso, luego entramos unos 5 pasos “al charco” y desde ahí, en unas oportunidades Horacio con toda la línea en el reel y solo con parte del lides fuera de la caña apoyaba la mosca en el agua y una arcoíris de unos 35 cm subía muuuuy tranquila a buscar el cebo, subió una vez y nos reímos pero Horacio volvió a intentar y la misma desprevenida volvió a la carga…así 3 veces, pero no logramos pincharla. Desde esa misma posición a unos 5 metros había un canal de 1 metro de profundidad que Horacio (porteño de pura cepa) denominó “la 9 de Julio” era una avenida llena de truchas que no parecían asustarse con nuestra presencia, en la 9 de Julio sin exagerar, mi jovial compañero, pinchó más de 20 truchas de variados tamaños. La alegría de Horacio era poca al lado de la mía, yo sabía que habíamos logrado el ansiado objetivo.
A lo hora de regreso acordada se vino una tormenta fea, frio y lluvia, pero con Horacio, muy despacio, emprendimos la caminata de regreso a la camioneta , apreciando cada Ñire, cada cascadita, cada detalle, cada unos 10 pasos mirábamos lejos, para no perdernos de nada.
En medio de la fría llovizna, Horacio se acostó en el pasto mojado a comer una manzana, la paz que irradiaba ese muchacho me hizo poner la piel de gallina. El tipo era totalmente consiente que hacía casi 100 días que venía esperando ese momento y no desperdició ni un segundo.
Media hora más tarde de la manzana, ya estábamos todos en la camioneta, las historias de Carlos, José y Nestor eran tan lindas cómo la nuestra, les fue bien, siempre les va bien, porque así son ellos, son parte de “La loggia del buen gusto”, y nosotros desde DEVONICO Fly Fishing también fuimos parte por unos días.
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