Mesde Diciembre,
El viaje en la camioneta fue un placer; mate, buena música, charla filosófica,relatos de escamas pasadas y futuras.
Al llegar a Zapala el viento era tremendo, Marcelo refunfuñó porque le gusta pescar fino. La rosca venía de la cordillera, una garantía de piques potentes.
Llegamos antes que clarease el día, dormimos una hora y nos juntamos con el resto del grupo. Estaban instalados en el lugar desde días atrás, tenían varias fotos y anécdotas interesantes que dispararon aún más mi cerebro.
Luego de arrasar con el desayuno salimos a pescar al río Quillén. La Champa lejos estaba de ser el lugar bucólico al cual nos hemos acostumbrado, el viento y el frío estaban fatales, sumado a un río detonado por las lluvias. Arranqué pescando pésimo, acelerado y desconectado del entorno. Los cauquenes de siempre estaban cerca, reposé la mirada en ellos durante un rato, me devolvieron mi centro. Empecé a pescar un poco mejor. La primer arco iris tomó una Epoxi Bugger,genialidad creada por Mario Capovía. Es indestructible y se puede jugar con las transparencias y el bajo cuerpo creando diferentes ilusiones. Marcelo y Marcos tuvieron otras A.I. que no llegaron fáciles.
Volvimos a almorzar y todos venían en poco o nada, pero sonrientes. Luego de una siesta y bajo una lluvia torrencial tuve un gran revival de mi infancia y el mojarrero. Perdí una marrón grande que salió desde su escondite bajo un socavón a tomar el streamer de marabou en pleno descenso vertical. Tenía sólo el leader fuera de la caña. Se escapó al rolar de manera cocodrilesca. Teótimo sacó una muy buena con una Hare's Ear y línea de flote, a veces las grandes pican con moscas mínimas(y mucha paciencia !). Me quede con él para tomarle fotos. Conoce la zona muy bien y sabe dónde están los peces buenos.
Andando el río empecé a ver las arco iris escondidas bajo los sauces, en remansos con fondo de arena y en playadas. Ninguna en el agua fuerte o en los pozos. Estimé que el grueso de las marrones estaría patrullando los pedreros del lago o bien habría vuelto río abajo al Aluminé, no imaginé lo que vendría…
Esa noche al reunirnos alrededor de la chimenea nos divertimos muchísimo, el compartir la pesca con amigos es algo muy especial. El Negro y Javier son tipos realmente graciosos que alegran cualquier grupo. Faltó un mazo de cartas para jugar un buen Póker.
Al día siguiente salimos al lago Quillén en lancha. La mañana fue de arco iris, tomaban cualquier mosca. Nos turnamos para pescar, cada pique era motivo de celebración y cargadas. Saque un par de percas, lo disfrute, hace mucho no veía una. Al mediodía hicimos picnic en la costa, al reparo del incesante viento.
Por la tarde inflamos un bote para explorar un brazo del lago. Amarramos sobre un veril a la salida de un arroyo helado. Sacamos dos fontinalis grandes que tomaron bien abajo. Volvimos a todo remo para poder pescar un pedrero. Lo habíamos visto al mediodía y coincidimos en que a última hora iba a explotar. Fue interesante que ambos pescamos de maneras muy distintas. Teo buscó abajo con un shooting integrado de hundimiento IV mientras que yo preferí rayar la superficie con un Fast II. Utilizamos patterns clásicos pero algo desvestidos: Grey Ghost, Chief Needahbah, Mickey Finn, Platinum Blonde. Sobre el pedrero se había asentado a comer un cardumen de marrones plateadas, durante 45 minutos la ecuación fue: tiro = pique. Ambos celebramos la pesca, hace 20 años hice mis primeros lances con mosca gracias a Teótimo, mi tío.
El Malalco arriba nos pegó una paliza: 8 horas de pesca, 3 cañas, ningún pique. Truchas había miles y buenas, evidentemente pescadores buenos no había ninguno. Estaban intratables, en la mayoría de los casos no pudimos siquiera hacer el approach sin espantarlas. En situaciones así uno evoluciona como pescador. Tengo todo el invierno para meditar lo sucedido y hacer planes tendientes a mejorar mis chances la próxima vez.
A la vuelta Marcelo y Javier fueron a curar un caballo que había sobrevivido el ataque de un puma y tenía varias heridas en el cuello y la cruz. Días después nos enteramos que vieron al puma rondando cerca de la casa y que ultimó un par de perros.
El mejor pescado del viaje tomó a pleno sol de mediodía en la boca del río Quillén. Este es un lugar amarrete como pocos, pero muy de vez en cuando brinda algún buen pez. Hice un tiro al medio, mientras volaba la Gray Ghost vi un refusilo en el agua, no alcanzo a romper la tensión superficial cuando apareció una cabezota que salió a romper todo. Enseguida pegó un salto y luego buscó el fondo. Me sorprendió la defensa obstinada de ese pez, saltó varias veces más antes de rendirse. Al rato Marcos tocó el mejor pez a mosca seca luego de un largo rececho, su persistencia sobre el objetivo dio frutos. Usó una Fat Albert y equipo 4.
Una mañana junto a Teo y el Negro conectamos varias marrones y algunas arcoiris usando imitaciones de pancoras. Cerca del mediodía nos separamos, venía caminando por la costa del río y una corredera profunda me transmitió una buena vibra. Cambié a un bucktail amarillo bien largo y ralo. Bajo las ramas de un sauce tomó al golpe una marroncita, luego empecé a pescar largo bajando varios pasos después de cada tiro. A mitad camino tomó una grande haciendo lavarropasy pegó una corrida larga. Era una marrón tan perfecta como puede llegar a serlo. Cuando la devolví, me quedé sentado unos minutos, prendí un cigarro cubano y saqué mi botellita metálica cargada de Cognac para acompañar el momento intenso. Nunca deja de maravillarme el hecho de poder engañar un pez utilizando un par de plumas. Un buen angler debe convertirse en un experto ilusionista para lograr la máxima naturalidad del engaño.
Durante un par de días logramos buenas marrones aplicando técnicas clásicas de pesca con streamers. Quizas algo hereje para el lugar pero acorde al momento y estado del río. En años de ir a esta zona jamás vi tantas marrones buenas fuera del agua. Tener capacidades de interpretación y de adaptación es fundamental, el encerrarse en una idea puede llevar a la frustración.Si bien por lo general uno va a Pehuenia a pescar con mosca seca o ninfa,lanzando a pez visto, queda claro que nunca está demás llevar un par de shootings y streamers.
Como siempre, sólo pienso en volver mientras ato moscas y sigo pescando, inclusive en mis sueños.
Un saludo cordial
-Publicado en el Boletín Mosquero de la AAPM Número 74